Que todo me resbale

Me haces daño. Me haces muchísimo daño. Ojalá fueras capaz de darte cuenta del efecto que tus acciones y tus palabras, tus desplantes y tus silencios tienen en mí. Desgraciadamente no soy una roca sin sentimientos, para mi desgracia soy una persona 200% emocional.

En una de mis series favoritas el chico le aconseja a la chica que ponga el cerebro en punto muerto y acelere el corazón. Miles de veces pienso en cómo me gustaría hacer justo lo contrario. Decirle a mi corazón “ahí te quedas colega” y convertirme en una persona racional,

Me gustaría poder llevar un impermeable y que todo lo que sucede a mí alrededor, me resbale. Pero no puedo hacerlo. 

Ni poner mi corazón en punto muerto y acelerar el cerebro, ni conseguir un impermeable que haga que todo lo que provenga de ti me resbale.

Hay una frase que he repetido hasta la saciedad, que te he dicho muchas veces: “las cosas dependiendo de quién vengan duelen más o duelen menos” y créeme, cuando vienen de ti, duelen y mucho, demasiado.

Duelen hasta el punto de que no puedo contener las lágrimas que resbalan por mis mejillas frías y carentes de color.

Duelen de tal manera que no puedo apartarte de mi mente ni un segundo, ni siquiera cuando me siento ante el ordenador para escribir.

Duelen tanto que estás presente en cada canción que escucho, en cada cosa que hago.

Ojalá pudieras darte cuenta del daño que, aunque sea sin querer, haces.

Habrá  quiénes al leer esto piensen que son tan solo palabras, ideas revueltas en la cabeza de una pobre loca deprimida, habrá quién crea que va por una u otra persona, puede que incluso alguien se de por aludido y piense ¿será por mi? Pero, ¿saben qué? Que no me importa, he decidido que por fin es hora de ponerme el impermeable y hacer que todo…me resbale.