Las cosas cambian, la gente evoluciona y las
relaciones también lo hacen. Pues bien, he descubierto que no me gustan los
cambios. Odio los cambios. Porqué todo no puede seguir siendo como siempre. Lo
sé, es una pregunta idiota pero es que, hoy me siento idiota.
No consigo hacer entender a mi cabeza, ni a mi
corazón, que la vida es así, es un puto asco vale, pero es así. Que las cosas cambian, la gente evoluciona y
las relaciones también lo hacen.
Es solo que me es difícil aceptar que una persona
pueda simplemente acostarse siendo de una forma y despertarse siendo de otra
completamente diferente. No puedo asimilar que de repente algo que antes te era
necesario o alguien que te importaba pasen a ser nada en tu vida con un simple
chasquido de los dedos.
Pienso en mí misma y bueno, creo que no he cambiado
tanto. Sigo siendo una chica normal, sencilla, a la que le encanta pasar tiempo
con su familia, con sus amigos, tener una charla de adultos por la tarde y
tener un maratón de series por la noche con alguna de sus sobrinas
adolescentes. Soy esa chica a la que le gusta hacer fotos a los peques, reírse
de cosas sin sentido con una amiga por teléfono y correr detrás de un pilluelo
que empieza a andar para robarle un beso.
Sigo creyendo en la magia, en la inocencia de los
niños; sigo soñando con un futuro prometedor, con un trabajo que me apasione,
una casa bonita, un hombre cariñoso y viajes, muchos viajes.
En el fondo sigo siendo la misma niña algo mimada
pero bastante madura que siempre fui. Seria y con algo de mala leche (sobre
todo por las mañanas), aquella niña a la que le gustaba jugar a las barbies en
la azotea con sus sobris casi de su edad, o a los ponys con sus amigas más
queridas, la que disfrutaba de un día de playa en familia y la que se dormía
soñando con ser fuerte e independiente como las heroínas de sus series
favoritas.
Pero todo a mí alrededor ha cambiado. Y lo odio. Los
cambios me dan un miedo profundo. Siempre había pensando que cuando el mayor
miedo de tu vida se hace realidad, lo enfrentas y en cierta medida aprendes a
vivir con él, ya nada puede asustarse. Me equivocaba.
Odio sobretodo cuando las personas a tu alrededor
avanzan y, sin motivo, te dejan atrás, sin ni siquiera darte la oportunidad de
elegir si quieres avanzar con ellos. Simplemente parece que ya no les importas,
que ni si quiera te echan de menos, que no añoran como tu los momentos que
juntos solían compartir.
Todo esto me produce una sensación horrible de
abandono, una sensación de abatimiento, cansancio, melancolía y solo me dan
ganas de fugarme lejos y como ellos, no mirar atrás.
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