jueves, 9 de octubre de 2014

What if ...



¿Y si son tus brazos los que quiero consolándome?
¿Y si son tus palabras las que quiero escuchar?
¿Y si eres el que ocupa el 100% de mis pensamientos?
¿Y si tienes la culpa de mi estado de ánimo?
¿Y solo quiero atraer tu atención porque necesito tu hombro para llorar?
¿Y si no te das cuenta de algo que te puedo decir más alto pero no más claro?
¿Y si....y si simplemente me ahogo en mis propios sentimientos y no dejo que ni tú, ni nadie más los vea?
¿Y si mejor me centro en lo que importa y dejo de andarme con pajaritos en la cabeza?

¿Y si...? es uno de los mejores capis de mi serie favorita.  




sábado, 27 de septiembre de 2014

La cuerda floja

 Desvarios de una tarde de sábado de trabajo. Sin remitente, sin destinatario, para mí, para él, para ti, para todos. 

     Siento que estamos en una cuerda floja sin fin y no vamos de la mano por ella.

Siento que cuando yo avanzo, tú retrocedes y que cuando tú das un paso al frente yo estoy herida y huyo de nuevo hacia atrás.

Siento que unas cosas evolucionan hacia un punto cada vez más raro y otras no avanzan. Están estancadas. 

Estoy cansada para enfrentarme a una situación que me genera tanto estrés como a ti una semana de intenso trabajo.

Siento que todo a mi al rededor me manda mensajes a gritos de que esta situación no es sana.

 Digo una y mil veces que se acabó. Que no puedo aguantarlo más, que necesito salir nuestra rutina que me agota pero...no puedo hacerlo.

No te pido ser el centro de tu universo, no se lo he pedido nunca a nadie, de hecho prerferiría no estar bajo el foco de atención, vivir mi vida sin tener que pasar un escrutinio pero, a pesar de eso, siempre echo un falta un poco de interés, que preguntes qué tal estás y que escuches la respuesta, sobre todo que escuches la respuesta.

Cada pseudo conversación que mantenemos me hace sentir que hablo a la nada. Que mientras te cuento las cosas que para mí son importantes en tu cabeza solo resuena: bla, bla, bla. Las palabras caen en saco roto.

Me siento atrapada en un bucle sin fin, la eterna pescadilla que se muerde la cola. Dando vueltas en una rotonda que no acaba nunca y estoy tan mareada que creo que me he vuelto adicta a ese mareo.

Adicta a una situación nociva que me altera y rompe mi, ya de por si, delicado equilibrio emocional. Adicta a caminar por nuestra particular cuerda floja sin alcanzarnos, tú delante, yo detrás, tú a la derecha, yo a la izquierda.

Estoy segura, y me estoy preparando para ello, que algún día la cuerda se partirá y supongo que entonces sí, habrá llegado el final.


Y esto va por mi, va por ti, va por nadie en particular.  

lunes, 15 de septiembre de 2014

"Eres mía"

La tarde va de microrelatos. Me acabo de enterar que uno de mis pequeños textos estará en la antología que editará Diversidad literaria por haber resultado elegido en el I concurso de microrelatos eróticos "Sensaciones y sentidos" Ese no lo puedo publicar aun pero os dejo a su, voy a llamarlo "hermano gemelo". Escribí dos para ese concurso y finalmente mandé el otro. En cuanto pueda lo compartiré también. Pero mientras tanto...espero que os guste éste otro.

La extensión obligada por el certamen era de cinco líneas a word..así que eso es lo que tiene. Y como siempre digo, el erótico no es mi género o ...tal vez sí...

Espero que disfruten mucho.

 El aliento cálido de mi amante descendió hasta mi cuello y pude sentir algo explotar en mi interior. Nunca nadie me había puesto tan caliente como él lo hacía con el mero roce de nuestras pieles desnudas. Sus manos se agarraban a mis caderas. Su cuerpo ardía contra el mío. Su lengua hacía estragos en mí. “¿Te gusta nena?”- preguntó y tan solo un gemido salió de mi garganta. “Eres solo mía”- me poseyó y yo creí morí de placer.

miércoles, 9 de julio de 2014

De sueños y fantasías


 Hoy me apetece muchísimo escribir, pero como casi todos sabéis he estado con problemas de vértigo porque mis cervicales no están bien, y lo que más me han recalcado es que no abuse del ordenador, así que voy a hacer caso a los que saben de ésto de salud más que yo. Así que para intentar contener a las musas enfurecidas voy a medio sobornarlas actualizando el blog con una entrada reutilizada. Éste es el microrelato que está publicado en el libro del concurso de Artgerus. 

Ya os conté que por quedar entre los 150 primeros puestos de entre casi 2000 pequeñas historias, la mía sale en la antología. http://www.artgerust.com/blog/venta-antologia-150-relatos-erotico-romanticos  (ésta es la dirección por si alguien está interesado en comprar el libro, también se puede comprar en diferentes puntos de venta físicos para los que no compran por internet)

He ido pasando el microrelato por privado a quién me lo ha ido pidiendo porque en verdad me da muchísima vergüenza porque el erótico-romántico no es mi género. Sé que muchos al leer la frase final pensarán "puff, qué obsesión tiene" pero a esos solo les invito que al terminar, vuelvan a leer el título, se llama "de sueños y fantasías"....

Espero que os guste, ya me iréis diciendo cositas.





  De sueños y fantasías
La fuerza de su empujón hizo chocar mi espalda contra la fría puerta del apartamento al mismo tiempo que sus labios devoraron los míos con ansía. Sus manos se colaron entre mis pechos haciendo que mi cuerpo se encendiera a mil revoluciones. La sensación del rastro de calor de su saliva en mi cuello, de sus dedos moviéndose con maestría en mi escote. Su potente masculinidad despertando cada vez más contra mi cadera me hacía respirar con dificultad ante la necesidad de sentirle dentro de mí. Mordí sus labios. Él me miró un segundo con sus increíbles ojos azules. Era el hombre más atractivo que había visto en mi vida, sin duda el único que me había hecho sentir así. - Nathan...-murmuré. ¿Quién es Nathan?- preguntó el hombre que dormía a mi lado con sus ojos marrones cálidos como el chocolate. Nadie...solo soñaba- confesé al darme cuenta que estábamos en nuestra cama, como siempre- Vuelve a dormirte cariño.



160 carácteres....es complicado...al parecer se me da mejor escribir 160 páginas....

domingo, 22 de junio de 2014

Superando asignaturas pendientes.


Lisa trae de la mano en esta ocasión a dos nuevas amigas. Nuevas para sus lectores porque en realidad, Jill y Tiff son sus amigas más viejas, no de edad, si no por el tiempo que hace que llevan en su vida. Son sus amigas, de toda la vida. 

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  Siempre había oído decir eso de “la venganza es un plato que se sirve frío” pero nunca había podido comprobar, por mí misma, lo bien que se siente una cuando tiene la posibilidad de comprobarlo en sus propias carnes.

Tengo treinta años y por lo tanto a lo largo de mi vida hay muchas personas que han pasado y me han hecho daño, amigos, novios, amantes, profesores capullos, actores que abandonaron mis series favoritas, futbolistas que se cambiaban de equipo sin importarles el sentimiento ni los colores, pero sin duda nadie me había hecho nunca tanto daño como Clark...
En honor a la verdad he de reconocer que ese no era su verdadero nombre, solo uno que mis amigas y yo le pusimos para poder hablar de él sin que lo supiera y que hoy he decidido rescatar del baúl de los recuerdos porque, aunque he disfrutado muchísimo de la venganza, tampoco me gusta hacer leña del árbol caído.

Todo empezó hace muchos, muchos años. Tantos que tengo que pararme a hacer la resta. Descontar mentalmente...mejor con los dedos...casi mejor la calculadora...14 años sí. Ésta bien podría haber sido una historia de esas bonitas de las series de Disney Channel donde una chica perfecta se enamora de un chico perfecto, cantan por los pasillos del instituto, con dos amigas y un par de amigos, pero no, no es de esas. En este caso, la chica no era perfecta y él era demasiado superficial.

Clark y yo nos hicimos amigos casi inseparables cuando cursábamos la secundaria, el bachillerato fue inolvidable. Pero yo era una niña ingenua, insegura y más bien poco agraciada y a él le gustaban las chicas rubias, de ojos azules y cuerpos de impresión. Nunca fui más que su amiga,y eso me destrozaba cada día.
Sin saberlo él mismo alimentaba mi tonta fantasía, siendo cada día más amable y más simpático al mismo tiempo que me rompía el corazón cada vez que me contaba que le gustaba tal o cual fulana...(quizás eran todas santas pero ante mis ojos eran todas unas fulanas).

Mis amigas eran siempre mi paño de lágrimas en aquella época. Los adolescentes ya de por sí tienen una extraña tendencia a estar siempre deprimidos y yo no era una excepción, mi vida me parecía una mierda, y ellas siempre estaban al pie del cañón: Tiff y Jill eran, y siguen siendo, dos de mis pilares básicos, a veces no sé cómo lo hacemos, pero lo hacemos. Aún hoy cuando la vida nos ha llevado por diferentes derroteros, siempre conseguimos hacer que funcione. “Porque es real” Me dicen. Y sé que tienen razón.

Me centro. Tiff y Jill vivieron conmigo toda las etapas de mi no relación con Clark, cuando fuimos grandes amigos y cuando nos distanciamos por la ley natural de la vida. Y por eso, cuando un día las llamé para vernos y les conté, que, 14 años después, había conseguido, sin proponermelo, vengarme de él por haberle roto el corazón a la pequeña e indefensa Lisa, no se lo podían creer. Como hace un rato que perdí el hilo de la narración, voy a empezar de nuevo...

Todo comenzó en una nueva noche de verano cuando, como cada año, Sam, Liz y yo, salíamos juntas para inaugurar la temporada estival.
Sam llevaba una temporada muy tranquila. La llegada de Kevin a su vida había supuesto justo el cambio que ella necesitaba, él le había aportado la combinación perfecta entre estabilidad y libertad que ella necesitaba en su vida. Le daba cariño, la apoyaba cuando más lo necesitaba. La verdad es que era un sol que nos tenía el corazón ganado a todas y no solo por cómo trataba a nuestra amiga, si no por como era con todas nosotras. Nos aguantaba estoicamente metidas en su casa hasta las tantas los fines de semana bebiendo, riendo y criticando a los de su género, además claro, cocinaba para nosotras. Kevin era el novio que toda chica quiere para su mejor amiga.

A pesar de la estabilidad “conyugal”, Sam no faltó a nuestra tradicional cita veraniega. Enfundada en unos vaqueros súper ceñidos que le hacían un tipo de infarto con unos tacones de vértigo, que no necesitaba, y un top que dejaba toda su espalda al descubierto, y el pelo suelto, mi amiga llamaba la atención de todos los hombres en la discoteca, a los que, rechazaba con su natural forma de hacerse la interesante, después de un baile de sí pero no que estoy loca por mi churri.
Liz había estado saliendo con Adam durante una temporada bastante larga, pero el corazón de mi amiga se había vuelto bastante inquieto y el joven con cara de perro y corazón de peluche y su hijo eran demasiado tranquilos para ella. Después de su ruptura, y una recuperación extraordinariamente rápida desde mi punto de vista, había tenido un par de ligues y amantes ocasionales, chicos que conocía de la librería, y alguno que otro que no quiso contarnos de dónde había conocido, mi teoría era que de Internet, y que lo negaba porque siempre renegaba de esas cosas y Sam decía que se había escrito en una agencia matrimonial y le daba vergüenza reconocerlo, es algo que se llevará a la tumba...supongo. Se había vestido para la ocasión con una mini falda que dejaba poco a la imaginación y una blusa con un escote más que generoso y unos tacones enormes también ¿pero qué les pasaba esta noche con los zapatos? Así que esta noche éramos dos de caza.

Bueno...realmente no. Yo no estaba por la labor. Después de mi ruptura con Nathan no me habían quedado muchas ganas de volver a la caza. Él iba y venía y siempre que pasaba por aquí nos veíamos. Y había quedado un par de veces para tomar algo y charlar con algunos amigos, para ir al cine con un chico al que conocí en un coloquio sobre periodismo, pero nada interesante. Nada hasta esta noche.

Después de haberme pasado tres días delante del ordenador intentando escribir algo decente que entregarle a mi jefe, según Sam si no volvía a estar en la honda amorosa no volverían mis escapadas y traidoras musas, mis cansados ojos divisaron en la barra una cara que me llamó poderosamente la atención.
Puede que hubieran pasado muchos años desde la última vez que le vi pero nunca jamás olvidaría aquellos ojos negros que me habían enamorado cuando tenía 16 años...nunca.
Noté como un calambrazo me recorría la espalda de arriba abajo y como se tensaba todo mi cuerpo. Me quedé rígida como una tabla de madera. La respiración se me agitó y comenzaron a sudarme las manos.

  • ¿Nena qué pasa?- preguntó Liz mirándome asombrada, intuyo que, a pesar del quilo y medio de maquillaje que Sam me había puesto debía estar pálida.
  • Es...es...- no conseguía que su nombre saliera de mis labios- Es él- !estupendo! ¿qué tenía? ¿16 años otra vez? Y estaba en esa fase de mi enamoramiento en la que no podía decir su nombre.
  • ¿Él quién Lisa? ¿David? !No me jodas si nunca sale de fiesta!- increpó Sam.
  • !Querrás decir que no sale con ella...!- corrigió Liz.
  • !No! David no...- ¿Quién le ha dado a David vela en este entierro?, pensé nerviosa...- !CLARK!- les grité, pero ellas no tenían ni idea...Clark era de mi época anterior a Sam y Liz, sobre Clark, solo Jill y Tiff sabían...ni corta ni perezosa saqué el móvil del bolso ante la atónita mirada de mis amigas y mandé un WhatsApp “Acabo de encontrarme a Clark en una discoteca, siento que no puedo ni moverme, me siento trasportada a aquella época como en una de esas pelis de sábado por la tarde, atrapada en el pasado, odio que aún me ponga en este estado”. - Ellas lo entenderán- dije.
  • Y nosotras si nos explicaras quién es...
  • Mi primer amor, mi primer fracaso a decir verdad, el que me rompió el corazón...
  • ¿Tú primer amor no era David? - quiso saber Sam.
  • No Sam...hay vida en mi vida antes de David...y después y durante...y !!deja a David vale!!- le reñí- Es lo que menos necesito ahora.
  • ¿Y qué vas a hacer?- quiso saber Liz.
  • ¿Cómo qué que va a hacer? Va a calentarle y después dejarle tirado...si te rompió el corazón Lisa, y llevas tanto tiempo con eso dentro, ha llegado la hora de vengarse- Sam me miró de arriba abajo y sonrió, la verdad es que esa noche iba monísima.

Me había puesto un vestido corto de verano, negro, ajustado, tanto que parecía una segunda piel, con escote palabra de honor y el pelo recogido en un moño alto, elegante, con pendiente largos y un bonito collar rígido en color azul que me había regalado Tiff para mi cumpleaños y sandalias negras.

  • Estás guapísima pero ponte esto- me dijo quitándose sus tacones de vértigo.
  • Ni lo sueñes, ¿qué quieres? ¿qué me mate? Hace siglos que no me subo a unos tacones, además a no ser que haya pegado un estirón lo recuerdo bajito.
  • !Mejor! Se trata de humillarle...¿porqué te rompió el corazón?- preguntó imaginando la respuesta.
  • Yo era fea supongo...
  • !Lo suponía!- agregó Liz.
  • Gracias amiga.
  • !No mujer! Es porque a esas edades son todos así....seguro que en verdad eras mona...
  • No...no lo era pero bueno...- les conté un poco por encima mientras Sam me ayudaba con sus zapatos y Liz a tomarme la copa que me habían pedido para que me envalentonara.
  • Suerte...

Miré el móvil y tenía mensajes de Jill y Tiff: “Diviértete y no dejes que te controle”, decía la primera, siempre mi conciencia. “Pasa de él, no te merece” Contestaba Tiff siempre tan buena. !Las adoraba! “Nos vemos mañana en casa de Jill y les cuento, creo que voy a hacer una locura, pero lo necesito, las quiero” Y sin más me acerqué a él.


Como realmente sería darle a la noche más importancia de la que tuvo, solo contaré que el “calentarle un poco” para después dejarle tirado acabó con Clark y yo empotrados contra la pared del baño de la discoteca haciendo algo más que calentarnos.

Mi ego sufrió un subidón que no pude controlar cuando me di cuenta que tenía que levantar la cabeza para mirarme, cuando me tuvo que pedir que nos sentáramos en los sillones de la discoteca para poder besarme. Realmente era bajito...no sé si por los tacones de Sam o porque entre los 16 y los 30 yo había pegado otro estirón del que no había tenido constancia pero Clark, me quedaba pequeño.

La situación se me fue de las manos cuando la adrenalina se me juntó con el alcohol. Cuando esos ojos negros con los que soñé durante años casi se salieron de sus órbitas al verme, y no reconocerme.
Después de los primeros besos en los sofás, los magreos, me susurró al oído en que no podía más y escuché en mi interior la voz de la Lisa de 16 años que me gritaba: “hazlo por mi” mientras que en mi cabeza, la Lisa de 30 me decía “ni se te ocurra, loca”...la eterna lucha entre cabeza y corazón otra vez, Booth y Brennan de nuevo pero !qué narices! !si hasta ellos habían acabado liados!

Así que pasé de mi “yo de 30” y me convertí en mi “yo de 16” y por un rato, volví a estar enamorada de esa rata a la que le gustaban las chicas guapas del instituto a, las que no podía aspirar, en vez de la feucha que se sentaba a su lado cada día y le canturreaba canciones al oído con la esperanza de que captara el mensaje.

Y pasó....pasó contra la pared en el baño de una discoteca como si realmente fuéramos un par de adolescentes que no tuviéramos un lugar dónde hacerlo pero me dio igual. Cuando salimos de allí me invitó a ir a su casa y acepté, solo que, al llegar a la calle decidí poner fin a la farsa. No iba a estar jugando a ser una niña durante más tiempo. Me paré, solté su mano, le miré a los ojos y le dije.

  • ¿De verdad no sabes quién soy o estás haciéndote el loco?
  • ¿Debería? ¿No acabamos de conocernos hace unas horas ahí dentro preciosa?- estupendo pensé, los años le habían vuelto imbécil, él, que aspiraba a algo grande en la vida.
  • !Qué pena...no debía dejarte copiar los deberes, a lo mejor así habrías llegado a ser más inteligente y tener mejor memoria...- y entonces sus ojos, que por cierto seguían siendo preciosos, se abrieron de par en par, él solo copiaba los deberes de mí, no se fiaba de nadie más decía.
  • ¿Lisa?- preguntó y noté cómo le temblaba la voz.
  • Yo misma...¿qué, sorprendido? Parece que el patito feo se convirtió en cisne...
  • !!Y qué lo digas!!- exclamó frotándose las manos- !!Estás buenísima!!, bueno y ahora...¿sigue en pie lo de mi casa?
  • No...no sigue...
  • ¿Porqué? Incluso he pensando que podríamos vernos más seguido...salir, charlar, eso es lo que siempre has querido ¿no? Pues mira...tanto esperar- lo que yo decía, tanto dejarle copiar y se había vuelto imbécil, me reí a carcajadas en su cara.
  • ¿Esperar? ¿Qué crees que he estado esperando por ti los últimos catorce años casta y pura? ¿Te crees que eres el primer idiota al que seduzco y me tiro en el baño de una discoteca?- pregunté...¿y esa forma de hablar? Sin querer miré mis molidos pies, seguro que los zapatos de Sam tenían un hechizo- Pobre tonto...si ya lo decía el profe de mates aquella época...que no se podía esperar mucho de ti.
  • !Oye que tú tampoco eras buena en mates!- me encaró con poca gracia.
  • Pero lo era en todo lo demás pequeñajo, por eso me copiabas y ¿sabes qué? Qué tú eras mi única asignatura pendiente de esa época y acabo de aprobarla así que...bye bye pasado- y sin más me di la vuelta muy digna, o todo lo digna que pude con esos zapatos asesinos que llevaba y me fui.

Antes de irme a la cama mandé un par de mensajes a todas las chicas: misión cumplida, ya os cuento.

Lo normal tras una noche así habría sido quedar con Liz y Sam para intercambiar batallitas pero en esta ocasión no. En esta ocasión recogí a Tiff y nos fuimos las dos a casa de Jill.
  • Chicas llegáis justo a tiempo, Jason acaba de salir con la niña de paseo- nos dijo después de los saludos.
  • ¿En serio? ¿Me estás queriendo decir que no voy a ver a mi sobrina?- le pregunté con la voz chillona fingiendo un enfado que no sentía- Esto es para ella- dije tendiéndole una bolsa de juguetería y tras de mí Tiff hizo lo mismo.
  • ¿Más juguetes? !Me la malcriáis!
  • !Para eso somos sus tías! - le contestó Tiffani- ¿Van a tardar en volver del paseo?- la pequeña de Jill nos tenía locas a las dos.
  • Un rato...Lisa dijo que nos tenía que contar una historia muy fuerte y no es plan...que es muy pequeña...pero cuando acabe el cotilleo le doy un toque a Jason y que venga y ahora desembucha que luego te dispersas, ya tengo el café.
  • !Qué bonitas las cortinas nuevas!- exclamé siempre me había dado vergüenza hablar de según que cosas, aunque fuera con mis amigas de toda la vida.
  • Si sí- dijo Tiff, mordisqueando una galleta- preciosas, pero al grano Lisa que no tenga que leer lo que pasó después en tu columna...dispara.
  • Está bien...me tiré a Clark- dije con una sonrisa mirando mis pies sí...me había vuelto a poner los zapatos mágicos de Sam.

Hablé y les conté todo lo que pasó, cómo me había quitado la espina clavada y sentía que había superado mi asignatura pendiente. Ellas se lo tomaron primero con cierta preocupación por mi, temían que esto me hiciera caer en una especie de enganche raro, algo así como un Síndrome de Estocolmo que me mantuviera atada al recuerdo del adolescente al que amé idealizado unido al hombre con el que estuve.

Pero les dije que perdieran el miedo, que el hombre con el que estuve no llegaba a la suela de los zapatos a otros hombres con los que había estado. Y entonces se rieron.

Seguimos cotilleando toda la tarde, nos reímos, recordamos anécdotas, nos pusimos al día, nos reñimos por no hacer esto más a menudos, llegó Jason con la peque y la mimamos un rato, cuando volví a casa recibí un mensaje.

Después de un fin de semana en el que había estado con todas mis mejores amigas, en el que había cerrado de una patada, subida en unos altos tacones, la puerta de mi pasado y en el que me había divertido mucho, Nathan estaba de visita y quería verme. ¿Qué más se podía pedir parar empezar una semana con una enorme sonrisa?


Lisa, junio 2014


PD: Como siempre me gusta aclarar, las columnas de Lisa y sus amigas tienen un poco de todos, fantasía, realidad, vivencias propias, personajes que invento por entero, otros que invento basados en gente que conozco...siempre me gusta decir que espero que nadie se sienta ofendido y que si alguien se da por aludido sea para bien.

En este caso concreto yo diría que el porcentaje queda 97% fantasía 3% realidad, así que si alguien se da por aludido es producto de SU imaginación, no de la mía. 

lunes, 9 de junio de 2014

Recuerdos

Con este pequeño texto participé en el concurso de microrelatos del periódico Canarias 7. No gané...así que ahora toca compartirlo con ustedes en mi pequeño espacio personal. La extensión y la primera frase venían estipuladas por la organización.

Abrió el periódico de ese día y no pudo evitar el temblor que sacudió todo su cuerpo ante la fotografía que vieron sus siempre tristes ojos verdes. En aquella imagen, la sonrisa más bonita que había visto en toda su vida en la cara del hombre que más había amado. Su único y verdadero amor parecía mirarla desde el gris papel. 
Cerró los ojos para mantener las lágrimas que brotaban con pena. Él había muerto sin saber que ella todavía le amaba. 
La suya había sido una de tantas historias trágicas de dos jóvenes que se enamoran de quien no deben. Sus vidas eran tan diferentes, ella era la única heredera de un importante empresario y él, un joven periodista que se ganaba la vida como podía. 
Todo el mundo había puesto el grito en el cielo, nadie aprobaba esa unión y nunca nadie supo que él le había dado sus primeros besos, sus primeras caricias, 
que aquel humilde muchacho había sido su primer hombre, su primer y único amor. 
!Abuela!- gritó una voz tras ella- ¿Porqué lloras? Por los recuerdos Javier- musitó sin más a su nieto. ¿Pero son malos o buenos? Lo mejores cariño, los mejores- y sonrió.

lunes, 31 de marzo de 2014

Reseña La huida de Carol

Esta es la primera vez que publico un texto de este tipo pero, la ocasión lo merece. Después de haber leído la magnífica novela de Menchu Garcerán, "La huida de Carol" os dejo una pequeña reseña.

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Desde que “La huída de Carol” llegó a mis manos sabía que no iba a durarme mucho, y así fue. Tan solo dos días tardé en devorar esta apasionante historia de intriga, romance y acción que me hizo disfrutar como una niña con juguete nuevo de cada palabra, cada línea, cada párrafo, cada página, cada capítulo que deja al lector con muchas ganas de saber ¿qué pasa ahora? 

Menchu Garcerán tiene un toque de magia cada vez que escribe. Tiene la virtud de crear unos personajes que enamoran. Conocimos a Mark Rimmer en su primera novela “El viaje del presidente” y, si bien podía ser un secundario sin mayor relevancia, la forma en la que ella lo describe y su participación en esta historia hicieron que me quedara con la duda de  ¿Y qué será de Mark?

Pues bien, Mark conoce a Carol en la boda de sus amigos David y Kate y viven un tórrido y fugaz romance del que él desconocerá las consecuencias hasta que, dos años después, se reencuentran.

Carol ha huido de un matrimonio horrible, de un hombre que ha mermado su autoestima y  que la ha hecho creer que es una buena para nada, un ser despreciable al que no ama y que no es el padre de su hija.

 Con poco más que la ropa que llevaba puesta y una niña de quince meses en brazos, nuestra protagonista llega a Washington DC, al asilo de su vieja amiga Kate ignorante de las aventuras y desventuras en las que se verá sumergida.

Mark la contrata para trabajar en su periódico  y lo que en un principio serán trabajos sin mucha importancia se convertirán en una gran exclusiva de falsificadores de moneda cuando la cabezonería de Carol toma el control de su cuerpo.

Cabezota, obstinada y terca, así es la protagonista de “La huida de Carol” una mujer de nuestro tiempo que tendrá que volver a  elevar su vida sobre los pocos cimientos que, de su fuerte carácter,  le quedan tras su convivencia con un hombre autoritario y que solo buscaba lucirla como un trofeo.

Menchu consigue, como pocas autoras pueden hacer, que el lector empatice con los personajes y sienta en su propio cuerpo cada emoción, cada sentimiento, cada pena y cada alegría.


Matrícula de honor para “La huida de Carol”  y ¡a por el próximo éxito!

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Si no has leído ya: "El viaje del presidente, La fórmula deseada, Infiltrada, El último carnaval y La huida de Carol de Menchu Garcerán no sé a qué estás esperando. 


sábado, 8 de marzo de 2014

Recorrido a mis grandes heroínas de la TV

Hace mucho, mucho tiempo hice una entrada para el blog donde hablaba sobre mis amores platónicos televisivos.  Hoy, he decidido hacer una sobre las heroínas que acompañaban a esos hombres, bien dice el refrán que, detrás de cada gran hombre hay siempre, una gran mujer.

Siguiendo   la misma estructura de aquel viejo texto hay que empezar este nuevo con la primera mujer que tengo noción y vagos recuerdos de haber considerado una heroína cuando yo era muy pequeña. No es otra que Laura Holt la inteligente y aguerrida socia del gran Remington Steele.


De la misma forma que él fue mi primer amor platónico televisivo, ella se fue mi primera gran heroína.
En la década de los 80 todavía el papel de la mujer en la sociedad se circunscribía al ámbito de la casa y la familia y fueron personajes como el de Laura los que motivaban a las féminas a moverse de ese rol y tratar de conseguir por sí mismas un hueco en la sociedad por su trabajo.
Laura Holt era una joven de veintitantos años (no recuerdo que nunca dijeran su edad exacta pero por datos que daban no creo que llegara a la treintena) que, tras estudiar matemáticas en la universidad asumió que lo que más le gustaba en esta  vida eran el peligro y los retos.
Así que fundó una agencia de detectives con su nombre, pero fracasó, nadie creía que una mujer fuera a ser capaz de ejercer una profesión así. Con el tiempo, Laura decide inventarse un jefe, un hombre que le sirviera de reclamo para los clientes. Y le funcionó.
Lo nunca pudo pensar esta jovencita era que, su ficticio hombre perfecto fuera a acabar por materializarse y convertirse en una realidad con la aparición de un atractivo treintañero de pasado misterioso y profundos ojos azules que, además de asumir la personalidad de Remington Steele y hacer de su jefe ficticio uno real, se convertiría en el hombre que devolvería a Laura la ilusión y la fe en el amor que había perdido con el abandono de su novio.
Esa es la base principal de una serie pensada para tener a Laura como protagonista, aunque cuentan que después las cosas fueron por otros derroteros, que nos muestran la lucha del día a día de una mujer por demostrar que era tan buena en su trabajo como sus colegas masculinos, la lucha encarnizada por romper el estigma de la eterna secretaria con la que todo el mundo le confundía al cruzar la puerta de la suite donde se encontraba Investigaciones Remington Steele.
He visto esta serie un millón de veces y más y siempre acabo pensando lo mismo: Laura Holt ha sido la única mujer (que yo conozca) capaz de conseguir convertir en realidad al hombre perfecto que ella, como todas, alguna vez imaginó.
Laura encarnó el ideal de vida de una mujer que tenía muy claro que lo suyo, no era quedarse en casa, que luchó por lo que le importaba  y que consiguió llevar su negocio, a lo más alto. Ella era la gran mujer detrás de Remington Steele.

Si no recuerdo mal la entrada anterior, ahora toca el turno a la que ha sido, es y será por siempre mi gran heroína por excelencia.  Sarah Mackenzie se convirtió en el tipo de mujer que yo quería ser cuando apenas era una adolescente que, un buen día, de la noche a la mañana, fue capaz de ver más allá del uniforme blanco y las alas doradas de Harmon Rabb y me di cuenta que Mac, era tal y como yo, quería ser de mayor.


Sarah Mackenzie es la protagonista femenina de JAG. Pensada inicialmente para ser la cara bonita que va tras el chico guapo el personaje consiguió atrapar de tal manera a la audiencia y evolucionó de tal forma que, muchas de las seguidoras de la serie acabamos por proclamarla nuestra líder.
Una mujer en un mundo de hombres. Trabajando dentro de uno de los organismos más machistas que existen (con todos mis respetos)  Mac pasó de ser una niña maltratada psicológicamente, dentro de un hogar desestructurado con un padre alcohólico y una madre que huyó de las palizas de éste dejando a su hija atrás,  a ser una adolescente con problemas de alcoholismo, que se casó demasiado joven para poder huir de su casas, a convertirse en una oficial del Ejército de Estados Unidos, una marine que además estudió y se formó como abogada hasta llegar a ser Coronel y una de las mejores abogadas del cuerpo de élite que formaban los abogados del cuerpo jurídico de la Armada. 
La serie terminó y no sabemos si Mac aceptó su ascenso y cambio de destino en el que le ofrecían la posibilidad de liderar su propio grupo de abogados. No sé qué pasó, lamentablemente no nos lo dejaron saber, pero de una cosa sí estoy segura,  de no haber concluido la serie, Mac habría llegado a ser la primera mujer  en alcanzar el puesto de Auditor General, habría sido la primera mujer JAG de la historia.  Seguro.
Segura de sí misma, inteligente, independiente y responsable Sarah Mackenzie marca (siempre desde mi punto de vista) otro hito en la historia de las mujeres dentro de la televisión. Su carácter fuerte sin llegar a ser cruel, su determinación a la hora de enfrentarse a los problemas y su capacidad para aguantar durante 9 años las indecisiones amorosas de su compañero, del que estaba enamorada pero al que no esperó como una santa, ésta es otra de las cosas que me gustan de ella, mientras su príncipe azul se decidía, ella probó a besar más ranas (aunque alguna sobraban, ya sabes líder, nunca te perdonaré lo de Webb ;) )
Ella era, sin ninguna duda, la gran mujer tras Harmon Rabb.


El tercer hombre de mi lista de amores era Clark Kent, así que este es el momento de resaltar la figura de Lois Lane.


A pesar de que siempre digo que todas las Lois televisivas y del cine me caen mal, en el fondo, éste es el personaje femenino que me ayudó a reconocer mi vocación por el periodismo.  Desde niña siempre me gustaron las películas de Superman y en la década de los noventa, en plena explosión de mi tele-adicción me convertí en una fanática de Lois y Clark, porque era la primera serie que veía que reflejaba la vida y el trabajo en el Daily Planet de Lois Lane y Clark Kent, más allá del mito de Superman.
Lois era ( y sigue siendo para muchas) el referente por excelencia, el máximo exponente del feminismo.  Con un trabajo arriesgado como el ser periodista de investigación, era el tipo de mujer que muchas querían ser. Independiente y que ponía su trabajo por  delante de cualquier otra cosa. Nada había más importante para Lois que conseguir una exclusiva o escribir el artículo que le supusiera un Pulitzer.  Tenaz, valiente, obstinada, luchadora y competitiva  son otros de los adjetivos que describen a esta mujer que se convirtió, en algo más peligroso que  la criptonita para Superman, en la persona que lo hacía sentir humano.
Aún recuerdo de jovencita lo mucho que me gustaba jugar a ser periodista, lo mucho que me gustaba jugar a ser Lois Lane.
Ella es, la gran mujer tras Clark Kent ( ¿o tras Superman?)

Seely Booth era el cuarto hombre de mi lista, por tanto, Temperance Brennan es pues, la cuarta mujer.
Temperance Brennan es del tipo de mujer que, tras tener una infancia dura, abandonada por sus padres y su hermano, se labró ella sola un futuro brillante. Amparándose siempre en su enorme inteligencia, Brennan hizo lo mejor que se le daba, estudiar hasta convertirse en la mejor antropóloga forense del mundo. Y eso, como ella diría, no es una frase hecha, es la verdad.



Huesos, como mejor la conoce la gente, es un tipo de mujer muy parecida a todas las que he resaltado ya, independiente, tenaz y valiente, solo que con una peculiaridad añadida: es un desastre a la hora de gestionar sentimientos, se le dan mal las relaciones sociales y no cree en nada que no pueda demostrarse con su adorada ciencia. Es un prototipo de heroína similar al que fuera Dana Scully de Expediente X solo que llevada a su extremo más radical y con algún otro ingrediente que, sin bien no he sabido nunca determinar cuál es, ha hecho de Brennan una de mis heroínas cuando Scully nunca lo fue.
Brennan es la mujer que no cree en el amor verdadero, hasta que se cruza en su camino el agente más sexy del FBI (con todos mis respetos a Fox Mulder).  Ella es la única mujer que conozco (siempre resalto que todo esto es desde mi punto de vista, ni he visto todas las series del mundo ni me conozco a todas las heroínas) a la que le parecía de lo más normal tener dos novios: uno que la estimulara física y sexualmente y otro que lo hiciera psicológica e intelectualmente, un buzo soldador cachas para meter en su cama y un físico bien vestido para hablar de ciencia tomando un café y ¿qué hay de Booth?, en aquel momento con él, solo trabajaba.
Booth consigue hacer que Brennan cambien por completo su percepción de la vida y las cosas de ésta en una progresión tan sutil que los espectadores de la serie no nos hemos dado apenas cuenta.
Sin perder su esencia inicial, continúa siendo la mejor en su campo, independiente, feminista y cabezota, Temperance Brennan ha conseguido llevar la buena vida que nunca tuvo, encontrando el equilibrio entre el trabajo y la familia.
La atea que está dispuesta a casarse por la iglesia por amor,  ella es la gran mujer tras Seely Booth.
A pesar de que el quinto hombre en llegar a mi vida platónicamente amorosa (y actualmente el que más loca me vuelve) es Richard Castle, van a perdonar (y seguramente me ganaré más de una enemistad) que la quinta mujer de esta entrada no sea Kate Beckett.
He querido reservar este apartado para un personaje femenino que sin duda representa la lucha que las mujeres tuvieron que llevar a cabo para hacerse un hueco en muchas profesiones.  Uno de los personajes que mejor representa esa lucha, que con más estigmas tuvo que romper, además en otra época completamente diferente, aún más machista, en un mundo dominado aún por el hombre, en una profesión de hombres, es sin duda,  el de La doctora Quinn.


Micaela Quinn fue una mujer que vivió siempre muy por delante de su época. Criada en el seno de una familia rica de Boston, decide seguir los pasos de su padre en el mundo de la medicina pero a ella, no se lo pondrán tan fácil.
Tras la muerte de su padre decide marcharse al Oeste y abrir una clínica en el pequeño pueblo de Colorado Spring donde debe lidiar con la absurda idea machista del siglo XIX de que las mujeres no pueden ejercer la medicina, de que su lugar es la casa y su labor cuidar de sus hijos y su familia.
Ésta es una serie que nos muestra un sinfín de valores, la familia, la amistad, la igualdad de razas, la integración social, y sin duda, la lucha de la mujer por sus derechos.   Y sobre todo nos enseñó que una cosa, no está reñida con la otra.
 Micaela se convirtió en madre de una familia numerosa y en amante esposa de su perfecto marido pero no por eso dejó de ser siempre,  la doctora dispuesta a ayudar a todo el pueblo, aunque a veces fueran horribles con ella y los demás,  la entrometida que estaba siempre en todos los problemas que surgían, en la amiga que tendía una mano a los indios cuando nadie más lo hacía.  Se convirtió en madre y esposa pero nunca dejó ser una profesional.
Y, a pesar de que adoro también a ese personaje, lo siento pero no puedo concluir diciendo que ella era la gran mujer tras Byron Sully. (Tan solo porque en esta
 serie el personaje masculino no tenía tanto peso como en las anteriores, Sully ha pasado a la  historia de la televisión simplemente como “el marido de la Doctora Quinn”).
Cronológicamente la serie es contemporánea a JAG y Lois y Clark (año arriba, año abajo) y posterior a Remington Steele pero como nos relata otra época, quiero que pensar que La Doctora  Quinn fue la precursora, la que abrió las puertas y dejó el camino allanado para que las otras grandes mujeres que he nombrado en esta entrada de mi casi siempre olvidado blog, y otras tantas grandes heroínas que se me quedan en el tintero, otras que no conozco pero seguro hay y todas las que están por venir,  lo tuvieran, aunque sea, un poquito más fácil, en su camino hacia la igualdad y la grandeza.